A partir de la llamada revolución industrial, y de forma más intensa tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la humanidad afronta la presencia en su medio ambiente de diversos metales: aluminio, cadmio, mercurio y plomo principalmente, en unas concentraciones como nunca antes se dieron en la historia de nuestra evolución biológica.
Después de muchos años de rigurosas investigaciones, hoy sabemos sin género de dudas que la exposición del organismo humano a uno o varios de dichos elementos (aún en cantidades muy pequeñas) puede ocasionar graves trastornos metabólicos, por lo que desde la perspectiva de sus efectos sobre nuestra salud, éstos y otros metales como el arsénico, el bario, el berilo, el bismuto, el cesio, el torio, el paladio, el estroncio etc., han sido clasificados como tóxicos.
Hay nutrientes que nos ayudan a protegernos de los efectos nocivos de los metales tóxicos, como puedes ver en cada uno de los siguientes apartados.
• Agotamiento del fosfato corporal
• Desmineralización
• Degeneración cerebral
• Demencia senil (Enfermedad de Alzheimer)
• Dificultades de aprendizaje (especialmente en jóvenes)
• Hiperparatiroidismo
Nutrientes que nos protegen del Aluminio: Vitamina C, Vitamina B6, Calcio, Magnesio y Zinc
• Hipertensión arterial
• Daño renal
• Aterosclerosis
• Enfisema
• Pérdida de olfato
• Deformaciones óseas
Nutrientes que nos protegen del Cadmio: Vitamina C, Hierro, Zinc, L-Cisteína y L-Metionina
• Alucinaciones
• Temblores
• Depresión
• Gingivitis
• Anormalidades fetales
• Hiperactividad infantil
• Enfermedad cardiovascular
• Cáncer
• Genotoxicidad
• Anormalidades del desarrollo
• Problemas de aprendizaje, conducta y del sistema nervioso
• Hipertensión arterial y enfermedad cardíaca
• Enfermedad renal
• Letargia, depresión, dolores musculares e infecciones frecuentes
• Pérdida de apetito
• Anemia caracterizada con un elevado número de glóbulos rojos inmaduros
• Patrones de conducta violenta
Aconsejamos estas fórmulas especificas para la detoxificación de metales pesados: